En el aniversario del estallido de la crisis de la Covid-19, que provocó el confinamiento y la parálisis absoluta de la actividad económica a nivel global, podemos extraer algunas lecciones interesantes de todo este periodo vivido, tanto para profesionales de la industria financiera como para los usuarios de sus servicios.
La crisis económica destapada por la crisis sanitaria, ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad económica de inversores y ahorradores. La inexistencia en la gran mayoría de los casos de planes de ahorro, a largo plazo o con objetivos temporales concretos, ha puesto de manifiesto la importancia de planificar como herramienta de supervivencia económica ante adversidades como las actuales: insuficiencia de ingresos recurrentes o escasa visibilidad de un sistema de pensiones futuro.
La crisis de la Covid-19 ha puesto de manifiesto que, en escenarios de máxima tensión, resulta fundamental el papel de los asesores financieros independientes acreditados por la CNMV. La figura de un profesional de la planificación con el conocimiento, la experiencia y formación adecuada es necesaria para evitar errores comunes a la hora de tomar decisiones en estas circunstancias tan cambiantes. En los últimos meses, los asesores financieros han jugado un papel esencial para aconsejar, guiar y resolver todas las dudas y preocupaciones por parte de ahorradores e inversores.
Otra de las lecciones que podemos extraer es que el esfuerzo que han realizado los últimos años la industria por mejorar los niveles de educación y la cultura financiera en España, no ha dado sus frutos. La anterior crisis financiera destapó las carencias del común de los ciudadanos, provocando que se tomaran decisiones equivocadas que repercutieron de forma muy negativa en el ahorrador particular.
En el último año, se están repitiendo comportamientos similares a las crisis previas, mediante compras por parte de inversores y ahorradores de diferentes instrumentos de inversión (criptodivisas, crowdfunding, Fondos Alternativos, Seguros ligados a producto financiero, etc.), con desconocimiento de los riesgos que se asumen y a través de plataformas o no autorizadas o con escasa información sobre las condiciones del producto ofertado, con la única finalidad de obtener una rentabilidad que no ofrecen las entidades financieras con sus depósitos bancarios.
En esta crisis, a diferencia de episodios pasados, no se puso en cuestión el sistema financiero de nuestro país, ni la posibilidad de que los ahorradores e inversores pudieran llegar a perder sus ahorros, ni que se produjeran grandes quiebras.
El marco regulatorio llevado a cabo en los últimos años, a raíz de la anterior crisis financiera del 2008, ha permitido hacer el sector financiero más robusto, pese a las presiones sobre la rentabilidad, la debilidad de los volúmenes de negocio y de unos tipos de interés en mínimos históricos. Pero en contra, motivado por la escasa rentabilidad del negocio bancario, aumenta la oferta de servicios de inversión, sin explicar a los usuarios realmente los riesgos que asumen y los costes reales que pagan.
En un mundo hiperconectado y con un contexto de sobre información que nos llega de diferentes frentes, medios de comunicación, redes sociales…donde abundan las informaciones sobre la facilidad con que se puede incrementar el patrimonio financiero personal, resulta fundamental saber discernir entre lo que es verdad y lo que no y aprender a encontrar fuentes de información fiables, como ha dejado de manifiesto esta crisis sanitaria y financiera.
En este sentido utilizar asesores financieros para que nos aporten información útil y relevante para nuestras finanzas resulta conveniente.
La adopción de un escenario de “nueva normalidad” se está traduciendo en una demanda de servicios no presenciales por parte del cliente, y también en un modelo de trabajo flexible para el asesoramiento, en el que el profesional no tiene por qué estar siempre de manera presencial.
La industria financiera, entre la que se encuentran los asesores pueden desarrollar reuniones con clientes, conferencias, talleres, cursos o seminarios, en tiempo real, donde la interacción entre los participantes es inmediata, aportando inmediatez, versatilidad, ahorro de costes, trato directo, adaptadas a todo tipo de dispositivos.
Estas nuevas formas de relacionarse, como por ejemplo mediante video conferencia, pueden sustituir y alterar en un futuro las relaciones entre cliente y asesor, permitiendo que el primero pueda usar del servicio con independencia de su ubicación geográfica
La economía real y los principales índices bursátiles no siempre se rigen por los mismos criterios ni siguen las mismas lógicas, como se ha podido comprobar en los momentos más determinantes de esta crisis, cuando algunos índices como los estadounidenses alcanzaban nuevos máximos históricos.
Esa dicotomía se debe a que los mercados de activos siguen influenciados por las expectativas de futuros, donde incluyen percepciones, esperanzas y otros elementos, sin tener tan en cuenta los datos directamente ligados a las cifras macroeconómicas como el crecimiento del PIB, la inflación y el desempleo.
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